LA CARPINTERÍA
En un pequeño pueblo, existía una diminuta carpintería famosa por los muebles que allí se fabricaban. Cierto día las herramientas decidieron reunirse en asamblea para dirimir sus diferencias. Una vez estuvieron todas reunidas, el martillo, en su calidad de presidente, tomó la palabra.
—Queridos compañeros, ya estamos constituidos en asamblea. ¿Cuál es el problema?. — Tienes que dimitir— exclamaron muchas voces.
—¿Cuál es la razón?— inquirió el martillo.
—¡Haces demasiado ruido!— se oyó al fondo de la sala, al tiempo que las demás afirmaban con sus gestos.
—Además —agregó otra herramienta—, te pasas el día golpeando todo. El martillo se sintió triste y frustrado.
—Está bien, me iré si eso es lo que queréis. ¿Quién se propone como presidente?.
—Yo —se autoproclamó el tornillo.
—De eso nada —gritaron varias herramientas. Sólo sirves si das muchas vueltas y eso nos retrasa todo.
—Seré yo —exclamó la lija—
—¡Jamás!—protesto la mayoría. Eres muy áspera y siempre tienes fricciones con los demás.
—¡Yo seré el próximo presidente!— anunció el metro. —De ninguna manera, te pasas el día midiendo a los demás como si tus medidas fueran las únicas válidas – dijo una pequeña herramienta.