Cómo ganar competitividad rodeándose de los mejores

Seguro que queremos tener en nuestro equipo a profesionales competentes. Incluso que sean los mejores. Pero… ¿cómo podemos lograrlo?

Es necesario que identifiquemos los conocimientos y aptitudes que requiere cada puesto de la empresa y saber en qué medida las personas que ocupan dichos puestos disponen de ellos.

Para ello tendremos que evaluar las competencias de los profesionales de nuestra plantilla y facilitar el crecimiento en las competencias que se necesiten mejorar.

Pero empecemos desde el principio…

Si tenemos claro hacia dónde queremos llevar a nuestra empresa, tenemos que tener claro en qué aspectos debemos de destacar, por qué cuestiones queremos que nos conozca el mercado, en definitiva, en qué tenemos que ser los mejores. Esas serán las competencias estratégicas de la empresa.

Y que la empresa disponga de esas competencias depende de las personas que la conforman. Es la plantilla de la empresa la que tiene que aglutinar las competencias en las que esta debe de destacar.

Por eso es fundamental que nuestra plantilla crezca competencialmente, porque repercutirá directamente en el aumento de la competitividad de la propia empresa.

Nos tenemos que ocupar de que las personas de la empresa sean cada vez mejores profesionales y crezcan precisamente en las competencias que a la empresa le interesan, para lograr atender mejor a nuestro mercado y ser un referente en nuestro ámbito de actuación.

Eso supone identificar los conocimientos y aptitudes que requiere cada puesto de la empresa y saber en qué medida las personas que ocupan dichos puestos disponen de ellas.

A partir de ahí tendremos que facilitar el crecimiento competencial de nuestra plantilla y debemos lograr su implicación en dicho crecimiento. La empresa debe liderar este proceso de mejora competencial, ya que es la primera interesada en que el equipo humano sea más competitivo, lo que redundara automáticamente en el aumento de la competitividad de la empresa y en el de su cuenta de resultados.

En definitiva, tengamos claro en qué tenemos que ser buenos y seamos conscientes de que son los miembros de nuestro equipo los que lograrán el objetivo deseado. Solo así podremos poner remedio a las deficiencias y facilitar el crecimiento competencial de la organización.

Enrique Forés

Consultor Equipo Humano

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